He estado elucubrando diversas teorías
sobre el fin del mundo,
pero sin jinetes, ni apocalipsis,
–algo más profano–
como un botellón mundial,
una orgía multitudinaria
y luego un suicidio colectivo,
Ritmo 0 de Marina Abramovic;
la última gran performance.
Sin embargo me acuerdo de ti,
de haberte visto a lo lejos,
entre Platón y la teoría de los mundos posibles
levantándonos las miradas
apenas cinco segundos.
Empezó a llover;
yendo por las calles empedradas de las nubes blancas
me di cuenta de dos cosas:
que hace ya casi un año
y que escribirte como a ella
es solo una cuestión de fe.
Creo que la humanidad, por hoy,
puede estar a salvo.
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