8 de mayo de 2012

Segundo epitafio: desgaste fútil

Es el gris.
Siempre ha cumplido mis expectativas.
Es el color de no dejarse llevar,
sino arrastrar.

A veces leo textos con tonos mal definidos,
invertebrados chillones
que, difusos, terminan por emborronar
su futuro y los de otros.

El no-exceso, término medio,
atenúa incluso el abrupto averno
y te hace indiferente, insensible
a las causas ajenas.

Gris como mitad.
Supongo que es lo que se quiere;
lo que se debe.

Gris como parte de un cosmos
que intenta mantenerse al margen
de los temas más mundanales,
indiferente de sí mismo.

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