que el ingrato filósofo gusta de pinchar
con herrumbrosa flecha.
***
Y allí estabas tú: entre el vibrar
de las cuerdas de la guitarra
y el chorro que emanaba y fluía
de la fuente. Y allí, bajo el sol,
llegaste al punto álgido:
te convertí en concepto.
***
La metafísica se atreve con la mariposa,
y el chorro,
y el vibrar de las cuerdas de la guitarra.
Pero no contigo.
Escribes genial, llegarás lejos.
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