7 de agosto de 2012

LOS CONFINES DE NUESTRA SANGRE…

El encanto que yo veo,
añora los extremos perfectos.
La vida que yo sueño,
tiene amortiguada la luz
para que puede ver esos pensamientos...
El poema que yo tengo,
recuerda la palabra siempre,
la palabra siempre...

Veo que tu cuerpo,
el de las altas cordilleras,
arranca mi materia:
Hubiera preferido ser,
solo agua, nieve, frutos, tiempo..

Y en cuanto los extremos
deseemos ignorar,
el color de tus pestañas
al pestañear,
la dulzura muerta,
la amargura muerta...

También miro la cuenta,
que el besar nos supuso,
que la noche de vino y rosas
nos llevó, por un momento,
a ser los más felices del mundo…

El encanto que yo veo,
añora los extremos confines...
La dulzura nunca más,
la palabra nunca más...


Jandro.

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