Novela
del río que, absorto, cuadra la balanza,
como un
caballo descabalado de dolor
vive y
deja vivir en un amplio mar
estupefacto
de obra y corazón de amor.
Viviendo
inerte, pues, como ya he dicho, desdichado,
no
dicharachero de avión de papel intruso.
Podría
decirse de él infame, incluso,
mientras
las boinas comen ante un ciervo echado.
Necesidad,
liberación, bicicleta y dieciséis;
motivaciones
del plumín dorado entre mis dedos.
Putos,
comas, vividores y sonrisas cedo
por
doquier de cuanto leáis y despreciéis.
Así
mismo tocando a su fin dejo
la
canción que corre sobre papel.
Aquí,
este cumple buena función de espejo.
Miel.