"La Tierra estaba seca.
No había ríos ni fuentes."
Luis Alberto de Cuenca.
I.
Todo
estaba en silencio.
Había
desaparecido el griterío,
no
sentía en mis oídos
el
chillido enervante de la prisa
que
se colaba terco entre las rendijas de la persiana.
Era
casi como el preludio de la muerte.
Y
brotó de tu boca la
voz
que se llevó el silencio por delante.
II.
Era una noche cualquiera de diciembre
y las farolas habían dejado de alumbrar.
La
obscuridad,
que se había adueñado de mis ojos,
sostenía mi presencia perdida
entre la inmensidad nocturna.
Y
de tus manos surgió la luz,
toda la luz.
III.
Supe
que no existía la perfección
y
amé sin recelo todos los defectos,
que
eran como los lunares negros
del
vestido blanco de raso.
Te
amé ti,
como
amaba lo imperfectoJANDRO DQ.
Jackson Pollock. |